martes, 24 de mayo de 2011

CHICO BLANCO MISTERIOSO

Pálidos y errantes seres, con ustedes Radio Vampiro Internacional: emitiendo.

   Como las calles por las noches, nuestro programa es un bosque de espejos de la muerte y de los sueños. Experiencias laberínticas de vampiros sedientos por hacer del público un artista, más que del artista pueblo. Cultura popular en MAYÚSCULAS, consciente, rebelde, despierta. Navegando, sin rumbo y en el delirio, por los recovecos de la psique, por los mares de nuestra ignorancia.

   Hubiera sido poco decoroso que el rock de los noventa se recordara, únicamente, por los berridos (aún gratos) de los Cobain, Corgan, De la Rocha, Fran Black, etc... y se olvidara para siempre de la voz de voces, sensibilidad de sensibilidades, del Mistery White Boy: Jeff Buckley.
   Niño prodigio, amante de la desventura, profeta de la lírica triste y enigmática, de la tragedia. Visionario de la profecía autocumplida.
Hijo del gran cantautor, Tim Buckley, al que, a pesar de ver una sola vez, quedó por siempre conectado heredando su magna voz, y su triste y prematura muerte.
Andaba desmbulando con su música por bares y cafés cuando el reputado productor Andy Wallace (White Zombie, Bad Religion, Nirvana) le descubrió y le metió a grabar, en el otoño de 1993, su única y excelsa obra: "Grace". Increíble disco de gran complejidad en estructuras y arreglos, capaz de convertir en música lo inaprensible, en poesía sonora el mundo de los sueños:
   "¿Has tenido alguna vez esa clase de recuerdos en los que crees recordar un sabor o una sensación o algo... quizá un objeto... pero esa sensación es tan extraña que no puedes quitártela de encima? Te vuelve loco. Esa es mi premisa estética musical... ese imperceptible recuerdo. Es algo enteramente surreal. Es como si hubiera un guardián en la puerta de tu memoria y no te dejara recordar ciertas cosas porque solo puedes recobrar la totalidad de la memoria sometiéndote a su poder"
   Su música y lírica (oníricas) son reveladoras de la desgracia, profecías de lo que, a nadie extrañó, sería su trágico final: 
La canción "Eternal Life" comienza con unos versos donde la cercanía de la muerte es palpable: "La vida eterna sigue mis pasos/Ya tengo mi ataud rojo brillante, tío, solo necesito un último clavo". En "Lover, you should´ve come over" dice: "Miro la puerta y veo la lluvia cayendo sobre los asistentes al funeral/Desfilan en un duelo de tristes relaciones mientras sus zapatos se llenan de agua". En "Dream Brother"(ver video): "Hay un niño dormido al lado de su gemelo/Las fotografías se las lleva con rabia el viento/Y entonces aparece ese ángel sombrío/Les observa con sus negras alas desplegadas".
   El chico de mente brumosa, y arcana, se encontraba en Memphis para empezar a grabar con su banda lo que sería sus nuevo disco. La versión oficial dice que al anochecer del 29 de mayo de 1997, Jeff y un amigo, bajaron a la orilla del gran Mississippi para sentarse a tocar y cantar. Cuando en el casete que llevaban empezó a sonar el "Whole Lotta Love", de Led Zeppelin, Jeff se tiró emocionado, y vestido, al agua. El paso de una lancha generó una ola que hizo que su amigo, Keith, se girara para recoger su casete y evitar que se mojara. Cuando volvió la cabeza, Jeff, había desaparecido. Después de buscale, con submarinistas y helicópteros, durante todo el fin de semana, el cuerpo hinchado fue avistado, cinco días después, por una barcaza de turistas.
El lecho del ancho río dejó mudo, para siempre, al mayor acróbata de la voz hasta entonces conocido. Capaz, en un instante, de pasar del más apabullante desgarro vocal al lirismo perfecto de un tenor.
Nunca nadie interpretó el Hallelujah, de Leonard Cohen, como él. Nadie la enriqueció y sintió, como él, nunca antes. Por ello la hizo suya y estableció la canción definitiva (ver video).
El mundo de Jeff Buckley era la música total, trascendente. El traspaso por la luminosa puerta que nos separa de la realidad, de la vida aparente. Por eso su vida estaba más cerca del umbral que cruzó a través de las traicioneras aguas del Mississippi, flotando, enigmático, en el mundo de los sueños inacabados.

  

                                                                                                                   






miércoles, 18 de mayo de 2011

LOS DIGNOS

   Los hijos del agobio, los emboscados en el monstruo cotidiano de la importencia hemos dicho basta. Rehartos del insulto hemos decidido que si nos llaman tontos al menos deberían, como el circo romano, darnos pan. Cuando tenemos hambre y pedimos pan nos dan una hostia, no te alimentas pero te calientas. En cambio, si tienes frío y pides calor te dan una mierda: no te vas a calentar pero te alimentas.
Sin embargo, los chicos de la porra de Rubalcaba y Gallardón no desangran tanto a la razón como creen. A los legisladores de mierda les ha salido el tiro por la culata. Su violencia no ha hecho más que congregar a más miles y miles de ciudadanos en la plaza de la ciudad.
Ahora su estrategia es otra: ¡Que hablen los antidisturbios de la palabra! Los mercenarios de la comunicación reaccionan en las tertulias torturando al pensamiento, imponiendo la voz de su amo. A nosotros nos da la risa:¿Cómo son tan tontos? ¿Cómo nos pueden dominar estos sin cerebro? Cada paso que dan para aplacar esta revuelta espontánea ciudadana, se ve que no tienen ni puta idea de qué hacer, pues más se va convirtiendo en un movimiento social. Por cada palabra vacía que vomitan más se va configurando un hilo conductor que convierte la indignación en una dialéctica constructiva. De la indignación se nutre todo un cuerpo de ideas universales que buscan la dignidad. No es más que recobrar la esencia de la política. La construcción de una pequeña república en la plaza de la ciudad. La reconquista del ágora de la polis donde se decide en asamblea. La Comuna de Madrid. La democracia y el espacio público partícipes de sus ciudadanos y a la inversa.

Estos días Madrid es una fiesta. A veces parece una pequeña historia romántica, otras parece que en la plaza se oye el latir del universo.

                                                                    

sábado, 14 de mayo de 2011

LA MEMORIA DEL OLVIDO

   Vampiros diurnos, muertos vivientes de este bonito mundo que padecemos, con ustedes regresa, un día más:
Radio Vampiro Internacional.

  
   Aunque la mirada de un niño sea inocente, hay personas que parecen haber nacido tristes. Viven por vivir y, demasiado pronto, su inevitable destino es la muerte.
Aquel barrio que nos vio nacer ha cambiado mucho, pero quizá algunos recuerden a una persona sin hogar que llamaban "El legionario".
Vestía gabardina gris, como su rostro, y deambulaba por la calles buscando su alma perdida.
Muchos decían que tenía la mente enferma pero, simplemente, hablaba solo porque no tenía con quién hablar.
Bebía mucho vino porque su vida estaba seca, y su locura era nuestra locura.
Nuestro barrio le rechazaba porque se rechazaba a sí mismo, tal como éramos. Nuestras madres nos cuidaban, con gran recelo, de él cada mañana al ir al colegio y cuando le veíamos debíamos huir, pues se le suponía peligroso.
"El legionario", nunca hizo daño a nadie que no fuera a él mismo. Se hería a sí para canalizar el daño que le hacíamos los demás con nuestro desprecio. Contínuas eran las quejas porque dormía en los soportales y múltiples veces le echaron a patadas.
En sus sueños naúfragos se veía rodeado de niños en el parque contándoles sus cuentos de sabio viejo, sus quijotescas gestas en la legión, diciéndoles que en algún tiempo supo amar y ser amado. Sin embargo, los niños mirábamos en la distancia y nos reíamos, como nuestros mayores, de él.
Algunas mamás sensibles le otorgaban unas monedas con las que morir.
Y así fue como una fría mañana de invierno amaneció muerto sobre los adoquines de la calle del olvido. Rodeado, como nunca antes, por las marujas del barrio para cotillear en el mercado.
"Bebía demasiado", decían entre gritos de fruta.
Ignorando que murió solo de soledad, triste de tristeza.
Que murió de muerte.