Vampiros diurnos, muertos vivientes de este bonito mundo que padecemos, con ustedes regresa, un día más:
Radio Vampiro Internacional.
Aunque la mirada de un niño sea inocente, hay personas que parecen haber nacido tristes. Viven por vivir y, demasiado pronto, su inevitable destino es la muerte.
Aquel barrio que nos vio nacer ha cambiado mucho, pero quizá algunos recuerden a una persona sin hogar que llamaban "El legionario".
Vestía gabardina gris, como su rostro, y deambulaba por la calles buscando su alma perdida.
Muchos decían que tenía la mente enferma pero, simplemente, hablaba solo porque no tenía con quién hablar.
Bebía mucho vino porque su vida estaba seca, y su locura era nuestra locura.
Nuestro barrio le rechazaba porque se rechazaba a sí mismo, tal como éramos. Nuestras madres nos cuidaban, con gran recelo, de él cada mañana al ir al colegio y cuando le veíamos debíamos huir, pues se le suponía peligroso.
"El legionario", nunca hizo daño a nadie que no fuera a él mismo. Se hería a sí para canalizar el daño que le hacíamos los demás con nuestro desprecio. Contínuas eran las quejas porque dormía en los soportales y múltiples veces le echaron a patadas.
En sus sueños naúfragos se veía rodeado de niños en el parque contándoles sus cuentos de sabio viejo, sus quijotescas gestas en la legión, diciéndoles que en algún tiempo supo amar y ser amado. Sin embargo, los niños mirábamos en la distancia y nos reíamos, como nuestros mayores, de él.
Algunas mamás sensibles le otorgaban unas monedas con las que morir.
Y así fue como una fría mañana de invierno amaneció muerto sobre los adoquines de la calle del olvido. Rodeado, como nunca antes, por las marujas del barrio para cotillear en el mercado.
"Bebía demasiado", decían entre gritos de fruta.
Ignorando que murió solo de soledad, triste de tristeza.
Que murió de muerte.
Me ha gustado romperme la vista contra tu puto contraste de negro sobre rojo ¡ha sido genial! (esto es un jodido sarcasmo), pero mucho mejor ha sido leerlo (esto sale de mi corazón). Es bueno tio, bonita reflexión.
ResponderEliminarEn mi barrio fue el Cartonero. Un tipo lúcido en su mente, sin aculturizar por nuestra sociedad, ermitaño y objetivo de las bromas emponzoñadas, de los niños, administradas por sus mayores o quizá el hombre del saco para el resto de niños los cuales son aconsejados por padres ignorantes de su juicio. Seguro que el Cartonero también se fué hace tiempo pero estas personas son las que nunca se van de la mente de aquellas personas que intentan dar explicación coherente del porqué. De vez en cuando nos aparecen en la mente... lo que se hizó así quedó, punto de no retorno, pero tal vez NO debieramos preguntar el PORQUÉ ocurrió, aquí alardeamos de omnipotencia, la necesidad de creer que tenemos todo bajo control. Debemos cambiar la mente para llegar a ver, ...y asi hacer la pregunta correcta, el ¿PARA QUÉ?. En su respuesta esta la redemción, el motivo, el fin, el recuerdo a ellos. Allí donde estén.
http://www.youtube.com/watch?v=OFGgbT_VasI