miércoles, 18 de mayo de 2011

LOS DIGNOS

   Los hijos del agobio, los emboscados en el monstruo cotidiano de la importencia hemos dicho basta. Rehartos del insulto hemos decidido que si nos llaman tontos al menos deberían, como el circo romano, darnos pan. Cuando tenemos hambre y pedimos pan nos dan una hostia, no te alimentas pero te calientas. En cambio, si tienes frío y pides calor te dan una mierda: no te vas a calentar pero te alimentas.
Sin embargo, los chicos de la porra de Rubalcaba y Gallardón no desangran tanto a la razón como creen. A los legisladores de mierda les ha salido el tiro por la culata. Su violencia no ha hecho más que congregar a más miles y miles de ciudadanos en la plaza de la ciudad.
Ahora su estrategia es otra: ¡Que hablen los antidisturbios de la palabra! Los mercenarios de la comunicación reaccionan en las tertulias torturando al pensamiento, imponiendo la voz de su amo. A nosotros nos da la risa:¿Cómo son tan tontos? ¿Cómo nos pueden dominar estos sin cerebro? Cada paso que dan para aplacar esta revuelta espontánea ciudadana, se ve que no tienen ni puta idea de qué hacer, pues más se va convirtiendo en un movimiento social. Por cada palabra vacía que vomitan más se va configurando un hilo conductor que convierte la indignación en una dialéctica constructiva. De la indignación se nutre todo un cuerpo de ideas universales que buscan la dignidad. No es más que recobrar la esencia de la política. La construcción de una pequeña república en la plaza de la ciudad. La reconquista del ágora de la polis donde se decide en asamblea. La Comuna de Madrid. La democracia y el espacio público partícipes de sus ciudadanos y a la inversa.

Estos días Madrid es una fiesta. A veces parece una pequeña historia romántica, otras parece que en la plaza se oye el latir del universo.

                                                                    

1 comentario:

  1. Al fin, al fin, un poco de cordura en las calles, esta vez no han sido azañas deportivos, ni ganas de alcohol las que nos congregan. Parece que los elementos de catarsis ya no pueden atenuar la realidad. El monstruo que los políticos creían dormido al fin sale de su letargo. Adormecido por la esperanza de la transición primero y por la derrota de Aznar después, la gente se ha dejado de creer las falsas promesas, ya no podemos esperar más.
    Dicen, ilusos, que cada país se merece el gobierno que tienen, nosotros no y creo que en el mundo casi nadie. Es cierto que el miedo nos atenua, la frase, la democracia es el sistema menos malo, en realidad es un eufemismo para decir que tenemos miedo de buscar la utopía, pero ahora es tiempo para soñar con ella y no hay que escuchar a moderadores, interlocutores, ni de temer a los represores, ahora es tiempo de hacernos con el gobierno de nuestras vidas, ahora es tiempo de estar en la plaza.

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